Una serie ambientada maravillosamente en Paris de finales del siglo XIX, que narra un hecho real, y parte de ahí para crear una historia en la que los destinos de tres mujeres cambiarán para siempre.
“El bazar de la caridad” (“Le Bazar de la Charité”) es una serie francesa que transmite Netflix, inspirada en un hecho real: el incendio del Bazar de la Charité en París en 1897, que se cobró la vida de casi ciento cincuenta personas, carbonizadas y pisoteadas, entre las que se encontraba la princesa Sofía de Baviera, hermana de la emperatriz Isabel de Austria.
Durante el suceso, los destinos de tres mujeres, Adrienne de Lenverpré (Audrey Fleurot), Alice de Jeansin (Camille Lou), y Rose Rivière (Julie De Bona), cambiarán para siempre. La serie fue creada por Catherine Ramberg y Karin Spreuzkouski; es la primera colaboración entre TF1 (la televisión privada más importante de Francia) y Netflix.
Comienza justo antes de que los personajes vayan a gastar dinero en la beneficencia y a dejar bien parado el apellido de sus familias. Las señoras aprovechan el evento para mostrar sus joyas, atuendos y encontrarse con sus prometidos.
Alice es una joven de la alta sociedad, obligada a casarse para solucionar problemas económicos de su familia. Ella asiste al bazar acompañada de Rose, su sirvienta, quien planea mudarse a Estados Unidos con su marido para empezar una nueva vida. Y Adrianne iba a ir al evento, pero después de una discusión con su esposo, Mar- Antonie de Lenvepré (Gilbert Melki), futuro presidente del Senado, decide visitar a su amante. Luego de sobrevivir, las mujeres tendrán una historia única cada una de las tres, pero se cruzan continuamente.
Durante los ocho episodios que dura la temporada, Gilbert Melki es presentado como un personaje dispuesto a todo. El objetivo es ganar las elecciones para la presidencia del Senado, no importa cómo. Con esa actitud soberbia, el repudio por las mujeres y el abuso de poder logra ser el gran odiado por el público.
El guion está lleno de drama y líos amorosos, la figura de la mujer que quiere romper con los mandatos sociales y un enemigo capaz de cualquier cosa. A medida que la narración avanza toma giros inesperados y cada uno de los episodios termina dejando ganas de más.
La ambientación es insuperable, casas que parecen palacios con grandes jardines, fuentes y varios arreglos florales, una de las mansiones es en verdad un hotel en Évecquemont. Los carruajes a caballo, grandes vestidos y joyas transportan al siglo XIX, con una gran diferencia entre las clases sociales; se muestra París en la Revolución Industrial y el cine comienza a instalarse como medio de entretenimiento entre los adinerados.
El tema central es la mujer, con la carga de dominio, sumisión y abnegación, que durante la historia ha padecido en muchas sociedades por el género masculino. Los sucesos muestran un matrimonio fracasado, un marido dominador, maltratador y posesivo que no permite ni admite el divorcio de su esposa. También la imposición de los hombres al impedir la salida de las mujeres del bazar incendiado; con bastones, puños, patadas y empujones sobrepasan a las mujeres para salvar sus vidas encima de las de ellas.
A lo largo de los capítulos, los personajes atraviesan una transformación, una liberación; Adrienne se libera de su esposo y se escapa con su amante; Alice a pesar de estar comprometida con Julien se deja seducir por Victor, desafiando a su papá; y Rose acepta la propuesta de Madame Huchon y se hace pasar como su hija. Dicha liberación/transforamción la reflejó la realidad en la década del 60 con la liberación femenina, la píldora anticonceptiva y la minifalda.
Se puede clasificar como una novela, ya que lo importante es el personaje y no la anécdota, además de la transformación, la tensión se mantiene durante cada uno de los 8 capítulos y hay un hecho concreto (el incendio del bazar de la caridad) que desencadena la novela y cuyas descripciones giran en torno suyo. La atmósfera es triste, de sufrimiento, de llanto, de dolor.
La historia real
Sofía de Baviera fue la organizadora del Bazar de la Charité, esta princesa bávara estuvo destinada a ser reina de su país pero el capricho de su prometido la dejó a un lado, cuando ya estaba casi todo preparado, Luis II canceló los planes dos días antes. Un año más tarde, Sofía Carlota se casó con el príncipe Ferdinand de Orleáns, duque de Alençon y nieto del rey Luis Felipe de Francia. No fue un matrimonio por amor, por el contrario, el compromiso fue acelerado por los padres de la duquesa porque ella había iniciado un romance con un fotógrafo llamado Edgar Hansftaengl.
Los recién casados se instalaron en Londres, donde la familia real francesa vivía bajo la protección de la reina Victoria de Inglaterra. Pero la duquesa de Alençon comenzó a ser víctima de períodos depresivos que se fueron agravando con los años.
En busca de calmar el espíritu de su esposa, el duque de Alençon decidió mudarse a Merano, ciudad donde Sofía Carlota se enamoró de su médico, Hans Glaser, con tanta pasión que quiso abandonar a su familia y fugarse con este hombre. Cuando el plan fue descubierto, su esposo la internó en un hospital psiquiátrico, y cuando salió de allí, sintiéndose recuperada, se dedicó a las obras de caridad y vivió en un convento de París.
El 4 de mayo de 1897 Sofía Carlota presidía una feria de beneficencia, el “Bazar de la Charité”, pero durante la proyección de una película de los hermanos Lumiére una chispa provocó un incendió. En lugar de huir, Sofía Carlota decidió ayudar a escapar a algunas de las jóvenes que trabajaban allí y regresó varias veces al edificio hasta las llamas la alcanzaron y no pudo salir. Cuando recuperaron su cadáver, estaba tan quemado que sólo su dentista pudo identificarlo por la dentadura.
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