La cinematografía alcanzó su madurez antes de la aparición de las películas con sonido. Especialistas sostienen que la calidad estética del cine disminuyó durante años, hasta que directores y personal de producción se adaptaron al cine sonoro
Los inicios del cine mudo coinciden con acontecimientos que formaron parte de la explosión de adelantos tecnológicos, que a la larga detonarían en una frenética revolución de avances e innovaciones que continúan hasta nuestros días: la Primera Guerra Mundial, los primeros automóviles, el primer vuelo del hombre y el inicio de la fotografía. En 1895 se inventó el cinefotógrafo, una cámara-proyector-impresora creada por los hermanos Lumière.
El arte de la cinematografía alcanzó su madurez antes de la aparición de las películas con sonido, a finales de los años 1920. Muchos especialistas sostienen que la calidad estética del cine disminuyó durante varios años hasta que directores, agentes y personal de producción se adaptaron al cine sonoro.
Sin embargo, hay una idea de que estas películas eran de mala calidad. Esta falsa concepción se debe a que presentaban errores técnicos (como velocidad de reproducción) y a que muchas se conocen por copias deterioradas, debido a que el filme original estaba ya dañado y descuidado.
Dado que el cine mudo no podía servirse de audio, añadían cuadros de texto para aclarar situaciones o mostrar conversaciones importantes. Los intertítulos (o títulos) se convirtieron en elementos gráficos que ofrecían ilustraciones y decoraciones abstractas con comentarios sobre la acción. El escritor de títulos se convirtió en un profesional del cine, al grado que frecuentemente era mencionado en los créditos.
La música
Existen varias teorías que explican el uso de la música en los orígenes del cine; nosotros proponemos que se pensó en música para hacer sentir al espectador que forma parte de un colectivo, evitar su aislamiento y facilitar su implicación en la escena.
Al principio la música era instrumental, del romanticismo, para procurar que este nuevo arte fuera aceptado por las clases altas y aristocráticas. Para después de 1910 se alternaban música clásica y ligera.
La música (jazz) trataba de representar los sucesos de una manera exagerada y poco sutil. Quien decidía donde aparecían estas sutilezas era el pianista o el director; en ocasiones el pianista podía visionar la película para tener una idea de dónde y cómo realizarlas. Se solían utilizar ritmos rápidos para persecuciones, sonidos graves en momentos misteriosos y melodías románticas para escenas de amor.
El órgano de teatro estaba diseñado para llenar un espacio entre un pianista y una orquesta. Los órganos tenían una amplia gama de efectos especiales. Normalmente los pueblos pequeños contaban únicamente con un piano, pero las grandes ciudades tenían su propio órgano o incluso una orquesta.
La música fue recopilada específicamente para acompañar los films en la llamada Música de Photoplay. Esta labor era realizada por el pianista, el organista, el director de orquesta o el estudio mismo, que enviaban una partitura que debía acompañar el filme.
A partir de la película de David W. Griffith “El nacimiento de una nación”, surgieron composiciones originales y se interpretaban con partituras, esto representaba una importante fuente de empleo para los músicos.
Otros métodos se practicaron en diferentes países, por ejemplo en Brasil: cantatas de fitas (operetas con cantantes detrás de la pantalla). En Japón la música contaba con benshi: narrador que proporcionaba las voces del narrador y personajes. El benshi se convirtió en fundamental en películas japonesas, además servía como traducción para las extranjeras.
Las melodías de este periodo apenas se ha conservado y es muy difícil su reconstrucción. Existen agrupaciones dedicadas al acompañamiento de películas mudas, como la Silent Orchestra, la Alloy Orchestra y la Mont Alto Motion Picture Orchestra. Hasta el estreno de El cantante de jazz (1927), las películas sonoras fueron cada vez más habituales, y diez años después, el cine mudo prácticamente había desaparecido.
Velocidad de proyección
El cine mudo era filmado en rollos de 35 mm, la mayoría se filmaron a velocidades más lentas que las películas con sonido (de 16 a 20 fotogramas por segundo frente a 24) por lo que, a menos que se apliquen técnicas especiales para mostrarlas a sus velocidades originales, pueden parecer artificialmente rápidas. No obstante, algunas (en especial comedias) fueron filmadas a menor velocidad intencionalmente.
Color en las películas
Muchos cineastas intentaron dar color a las filmaciones. Georges Méliès tenía un equipo de obreras que pintaban a mano los fotogramas de sus películas. Lo más habitual, sin embargo, era otro estilo de color, que se obtenía sumergiendo segmentos de película o la película completa en un tinte de un determinado color, lo que resultaba en un tono monocromo.
Para mediados de los años veinte, se había desarrollado todo un código de colores según el tipo de escena: las escenas nocturnas solían teñirse de azul oscuro o verde, mientras que otras tenían otros colores. Estos colores eran tan importante que en la claqueta se especificaba el color con que la escena debía teñirse en postproducción.
La compañía Technicolor estrenó su primer proceso de color en 1917 con The Gulf Between, de la que se conservan solo algunos fotogramas. El resultado no fue satisfactorio y pudo perfeccionarse hasta 1922, con el proceso de Technicolor de dos colores, que utilizaba dos colores básicos en lugar de tres y no permitía reproducir el 100% del espectro de color. Clásicos como Los diez mandamientos, El fantasma de la Ópera o Ben-Hur contenían escenas rodadas en color.
El proceso de Technicolor continuó los primeros años del cine sonoro, hasta que con la Gran Depresión, los rodajes se redujeron al mínimo y volvió a estandarizarse el blanco y negro. En los años cuarenta los estudios se desentendieron de estas filmaciones en color. Technicolor, para hacer espacio en sus almacenes, destruyó los negativos, por lo que la mayoría de películas se perdieron o se conservan solo copias en blanco y negro.
Algunos historiadores estiman que entre el 80 % y el 90 % se han perdido. Las películas de la primera mitad del siglo XX se filmaron en rollos de película de celuloide, que era inestable, altamente inflamable y requería de una conservación cuidadosa para evitar que se descompusiera con el tiempo. Aunque la mayoría de estas películas se quemó o fue destruida, se han reciclado a muchas de ellas.
Aunque los adelantos técnicos como la introducción del sonido, sistemas de audio envolvente, construcción de rieles, uso de grúas, mejoramiento de vestuarios, maquillajes, construcción de sets, efectos especiales, escenarios virtuales, cámaras con alta definición, etc, y elementos que implican inversiones millonarias han pasado a formar parte obligada del cine, y lo han convertido en una experiencia-espectáculo, lo cierto es que el verdadero arte y técnica de estructurar un relato visual a partir de un guion lo podemos encontrar en estos filmes de cine mudo que representan verdaderas “joyas” de la cinematografía.
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