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Economía en tiempos de COVID-19

Podríamos estar frente a algo nunca visto, existen proyecciones sobre algunos efectos económicos en los próximos meses

A medida que el coronavirus provoca la paralización de la actividad económica, grandes casas de análisis especulan a cerca de lo que viene, y que explicaría lo sucedido con los mercados e indicadores financieros en el mundo.


Muchos analistas económicos señalan que podríamos estar frente a algo que nunca hemos visto, aunque no hay cifras oficiales, existen proyecciones sobre algunos efectos importantes en los próximos meses.


Moody’s Investor Services estima que puede costar la pérdida de hasta 80 millones de empleos, mientras que el banco alemán Deutsche Bank estima que el PIB europeo podría caer hasta 13 por ciento durante el segundo trimestre de este año,y los efectos se mantendrán por el resto de 2020.


Sólo en España existe el riesgo de quiebra para 2.8 millones de empresas, con la pérdida de alrededor de 10 millones de empleos.


La Organización Internacional del Trabajo (OIT), prevé que la crisis pone en riesgo hasta 25 millones de puestos de trabajo en el mundo; mayor a la provocada con el colapso del sector hipotecario estadounidense entre 2008 y 2009, cuando se destruyeron alrededor de 22 millones de puestos. Estos desempleados se sumarán a más de 188 millones de personas que en el mundo no tenían trabajo antes de esta crisis.


Además, la OIT estima un costo de entre 729 mil millones, hasta 3.1 billones de euros, con efectos negativos en las actividades de consumo a nivel global y a las cadenas productivas.


Una consecuencia inmediata será el incremento del empleo precario. La OIT estima que el número de trabajadores pobres aumentará este año entre 8.8 y 35 millones de personas, frente a la estimación inicial de un descenso de 14 millones que se esperaba para 2020.

Posibilidad de tasas negativas

Los analistas ya visualizan la expectativa de un mundo con tasas reales y nominales negativas, sobre todo si llega a fracasar la estrategia de economía de guerra implementada por los propios bancos centrales. Mayor gasto, estímulos fiscales y aumento del déficit, clásicos de periodos bélicos.


En un escenario de guerra se restringe tanto la oferta como la demanda, se provoca el “doble shock” en las cadenas de suministro (oferta y demanda) y las economías entran en peligro de colapso si no se les apoya.


El Reino Unido puso a disposición un total de 420 mil millones de dólares en préstamos y gasto federal; por su parte, Francia, Alemania y España diseñaron un mecanismo de estímulos combinados por un total de 1 billón de euros para que una vez regrese la normalidad, la economía no caiga en recesión; en Estados Unidos a los 700 mil millones de dólares que se anunciaron en un inicio, podrían añadirse montos adicionales que rebasen 1 billón (un millón de millones) de dólares.


Estas cifras, junto con el aumento del déficit presupuestario de varias naciones industrializadas y los estímulos fiscales serán permanentes al menos durante 2020 y quizás para 2021.


Estamos ante una situación jamás vista, y únicamente la solidaridad y responsabilidad serán los comportamientos que hagan posible una recuperación, y por qué no, un verdadero replanteamiento del valor de la vida.

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