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El día después de mañana

Para superar la crisis, nos podría sacar a flote la confianza en la razón y la ciencia, la lucha por la democracia y libertad, la defensa de los derechos individuales, así como la visión de una comunidad humanista capaz de interactuar como miembros de una gran familia.

Ante el duro escenario que nos espera a la humanidad como conjunto, es muy importante prepararnos para superar la crisis. Sabemos que se presentará a nivel mundial en diferentes terrenos. Y lo que nos podría sacar a flote, es recordar convicciones básicas, como la confianza en la razón y la ciencia, la lucha por la democracia y libertad, la defensa de los derechos individuales, así como la visión de una comunidad humanista capaz de interactuar como miembros de una misma gran familia.

Una educación cimentada en la promoción del pensamiento crítico, vuelve a ser una prioridad. Esta pandemia ha dejado ver la necesidad de que la comunidad científica tenga un rol político más activo y que la ciencia adquiera un papel prioritario en la educación. Las “fake news” y la desinformación científica abundan en las redes sociales, y esto ha generado que millones de personas sean víctimas del miedo y la ignorancia, dando pie a varios abusos y malas acciones del gobierno.

También, múltiples pseudoterapias y pseudociencias han aprovechado la oportunidad para exponer soluciones milagrosas; mientras que actitudes como la irresponsabilidad conservadora y tradicionalista de comunidades religiosas extremistas, solo aumentan el riesgo de contagio, lucran con la necesidad y difunden la ignorancia.

En política, actitudes de negación como las de Trump y Bolsonaro no deberían volver a suscitarse. Minimizar el virus, así como el rechazo a medidas de distanciamiento social, han tenido un costo social y político altos. Estados Unidos se convirtió en el foco más grave de infección; mientras, las exigencias de rechazar el aislamiento social de Bolsonaro, lo han hecho perder el apoyo político y militar de Brasil. El nacionalismo, el populismo y el negacionismo han demostrado los efectos de su terrible influencia una vez más.

La pandemia también ha dado muestra de las limitaciones de la globalización y del libre mercado. Es necesario fortalecer la cooperación y la gobernanza globales. Es necesaria la unión para enfrentar problemas como el calentamiento global o la crisis laboral por la introducción de inteligencias artificiales. Se necesita una política humanista internacional, un gobierno global equitativo, eficaz y democrático, capaz de lidiar con los problemas políticos, una posible pandemia u otras amenazas naturales.

Fortalecer la capacidad de acción de las instituciones supranacionales podrá prevenirnos de mayores catástrofes en el futuro, sin embargo, la idea se concretará si la renovación de organizaciones como la ONU asegure que estas instituciones sean capaces de no ceder ni dejarse intimidar por presiones políticas e intereses particulares.

Es una realidad el hambre y la muerte que amenazan a millones de personas. Pensar en generar más riqueza es igual de mezquino que aprovechar la crisis para desmantelar los avances de integración emprendidos el último siglo.

La interdependencia de gobiernos es importante para evitar más decesos y superar la crisis. Debe ponerse fin al secretismo de Estado y compartir los datos y estudios, ya que a mayor cantidad de información, mejores decisiones podrán ser tomadas; y emprender mejores acciones colectivas y de cooperación internacional.

Se plantea la alternativa de un Estado con un rol más activo para organizar la producción de elementos básicos y permitir la supervivencia de la mayor cantidad de gente y una cooperación internacional con capacidad de organizar a las naciones para producir y compartir los recursos entre los necesitados.

Este tiempo debería hacernos reflexionar sobre el rol del hombre en la naturaleza, urge construir una sociedad basada en el respeto del medio ambiente y en el refuerzo de los sistemas sanitario y educativo. Esta es una oportunidad para transformar el modelo económico y evitar que los trabajadores y la gente común paguen las consecuencias de la parálisis económica y la asistencia al sistema financiero, el colectivo debería alistarse para alzar su voz de protesta.

Este es el momento para emprender una revolución humanista por una sociedad justa, en la que los hombres sean verdaderos fines y no medios para lucrar o justificar ambiciones políticas. Una revolución sin violencia, amparada por la razón y la ciencia. Es el humanismo que aboga por los derechos humanos, la libertad de pensamiento, la tolerancia y el respeto para todos, el que ofrece una base para la comunidad mundial.

Antes de la Segunda Guerra Mundial el modelo económico corporativista y el totalitarismo nacionalista se habían erigido como ejemplos a seguir, idea similar se poseyó con el auge del socialismo y la aclamación del fin del modelo económico globalizado, ahora, la Nueva Ilustración debe ser la bandera para construir un mundo inclusivo y humanista.

Lo cierto es que algunos países se recuperarán de la crisis, otros, se desplomarán y nuevos conflictos sociales se avivarán. El futuro es incierto y el destino del mundo dependerá de las decisiones que tomen los gobernantes, líderes de opinión, líderes políticos y la población en general. Dependerá únicamente de nosotros el permitir que el oscurantismo antimodernista y reaccionario retorne o buscar la renovación de los ideales humanistas e Ilustrados en la sociedad. O feudalismo o modernidad.


Conoce las primeras entregas de esta serie.

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