La obra de arte es un bien único, durable, que ofrece a quien la posee no solo beneficios financieros, sino también decorativos. Su rentabilidad no sólo se asienta en la estabilidad de la inversión sino también en el deleite estético.
El escenario financiero no ofrece salidas fáciles y las opciones no son nada atractivas dados los bajos intereses de los depósitos bancarios, cualquier estrategia en bolsa es volátil en este momento. Nada da los réditos de antaño, salvo quizás el arte.
La inversión en arte difiere de la inversión en activos financieros. La obra de arte es un bien único, durable, que ofrece a quien la posee no solo beneficios financieros, sino también decorativos. Su rentabilidad no sólo se asienta en la estabilidad de la inversión sino también en el deleite estético.
La globalización y el desarrollo de las comunicaciones han agregado liquidez al mercado del arte. Han aparecido muchos compradores potenciales en mercados como Asia, Medio Oriente y América Latina, hasta hace pocas décadas la compra en arte se reservaba a una élite de Estados Unidos y Europa.
Riesgos
Como toda inversión, el comprador debe estar al tanto de los riesgos que asumen. Es fundamental conocer la procedencia de la obra, ya que hay muchas falsificaciones y obras robadas. Adquirir la pieza en subastas o galerías reconocidas brindará un valor adicional, principalmente como antecedente de su procedencia.
Es importante analizar el estado de conservación de la obra y ver que no haya sufrido restauraciones importantes o mal hechas que terminen quitando valor a la obra. Asimismo, es recomendable contratar un seguro para proteger obras con cierto valor en el mercado, ya que las compañías aseguradoras no contemplan los objetos de arte dentro del seguro de hogar.
Un informe del banco estadounidense Citi reveló que el mercado del arte a nivel mundial ha experimentado un crecimiento de 13% anual desde el año 2000, mientras que un estudio realizado por Art Market Research determinó que en los últimos 10 años las obras de artistas contemporáneos han conseguido una rentabilidad anual media del 12.4%, ¿significa que con la compra de cualquier cuadro el inversor obtendrá un rendimiento anual de dos cifras? La respuesta claramente es no. Con el arte se gana y también se pierde, como sucede con el resto de las inversiones.
Cuando se comenta sobre rentabilidades, muchas veces se refiere a piezas a los que la mayoría de las personas no tienen acceso. Se emplean así rendimientos de obras extraordinarias para influir en los inversores minoristas. Por eso, la recomendación para quienes están interesados en invertir en arte es buscar siempre una asesoría calificada, particularmente cuando se está invirtiendo por primera vez.
No todo el mundo puede comprar obras de autores reconocidos, pero muchos analistas sugieren empezar tu propia colección como un medio de diversificar a la hora de posicionar tus ahorros, además de ser una actividad con interesantes ventajas fiscales y que mejora la imagen social de quien la emprende.
Para empezar a coleccionar nos enfrentamos a desembolsos importantes que nadie garantiza que sean buena inversión. El mercado del arte es altamente subjetivo y la evolución de la valoración de un artista depende de demasiados factores aleatorios como para aplicar cualquier algoritmo lógico.
La intuición juega un papel esencial a la hora de coleccionar, y en contra de los que muchos puedan pensar, comprar arte no tiene por qué exigir grandes desembolsos.
Recomendaciones
Comprar con pasión.- No se colecciona arte bajo estrictos parámetros de futura rentabilidad, hay que poner el alma y comprar por placer, que la obra que adquieras te llegue de algún modo y empatices con la sensibilidad de la obra y el autor. Un 97% de los compradores de arte confiesan que su primera motivación es puramente emocional.
Formarse mínimamente.- Para ser un buen coleccionista hay que sumergirse en el mundo del arte e ir a exposiciones, museos, galerías y ferias; leer revistas especializadas, además de estar siempre dispuesto a dialogar con los profesionales.
Desarrollar un criterio.- Para conocer lo que se mueve en el mercado del arte, tan vasto y heterogéneo, es necesaria cierta especialización. Lo primero es determinar qué periodo o corriente es el que mejor se adapta a tus gustos y necesidades. Y después fijar el tipo de mercado en que vas a moverte, el primario, donde se adquieren obras en galerías, ferias o directamente del artista, o el secundario, el de las subastas, centrados en artistas de trayectoria, con un cotización conocida y comprobable.
No tener prisa.- El arte es una inversión con una rentabilidad a medio y largo plazo. Cuanto más joven sea el artista por el que apuestas más asequible será su obra y más el potencial de revalorización con el tiempo, pero mayor será el riesgo de que las expectativas no se cumplan. Así que es importante no sólo valorar la obra sino el carisma del autor, en qué círculos se mueve, con qué galerías trabaja, etc.
Mantener la mente abierta.- En el arte, los gustos están en continua evolución y lo que hoy parece interesante en unos años puede resultar aburrido, por lo que hay que alimentar la curiosidad por lo nuevo y estar abierto a adquirir cosas que puedan resultar “extrañas” en un principio, de forma que tu colección se mantenga viva. Vender también es importante.
El “desapego” es una buena cualidad para un coleccionista. Las obras que se adquieren se disfrutan y se amortizan, siendo su venta un medio para conseguir fondos para hacerse con piezas más importante si llega el caso.
Dejarse asesorar.- Hay multitud de asesores de prestigio que realizan planes estratégicos de adquisiciones y ayudan a valorar la conveniencia de cada compra, aunque puedes tratar de informarte por tu cuenta en webs especializadas, que tienen excelentes bases de datos y ofrecen instrumentos de ayuda en la toma de decisiones.
Para quienes quieran los beneficios de invertir en arte pero no desean poseer obras físicamente, con las “molestias” de tener una pieza de gran valor en casa o el costo de guardarla en el banco, se puede recurrir a los Fondos de Inversión en Arte, cuyo objetivo es generar ganancias a través de la compra de obras que se vuelven a vender tras un periodo de tiempo preestablecido.
Los encargados de gestionar estos fondos son expertos en arte que juegan con piezas de nombres con solvencia, que no van a depreciarse con el tiempo, al contrario, por lo general, el valor de las piezas aumenta proporcionalmente al número de años que se mantienen fuera del mercado.
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