Un liderazgo tóxico desvía a los equipos de trabajo de los objetivos, disminuye su productividad y ánimo. Conoce algunas formas para detectarlo y consejos para manejarlo en un proyecto laboral.
El liderazgo se asocia con una persona extrovertida, negociadora, persuasiva, observadora y que trabaja junto a su equipo en todo momento; se pueden definir varios tipos de líderes que cumplen con estas características. Cada uno se desarrolla en un medio y situación distinta, pero tienen una meta clara y son colaborativos.
Pero también existe el líder tóxico, un personaje polémico, narcisista, autocrático y negativo que derrumba la productividad y los ánimos en el equipo. Para esta clase de personas los esfuerzos y soluciones no valen, sólo ponen en peligro los proyectos y desarrollo empresarial.
Se pueden definir dos tipos de líderes tóxicos: los pasivos y los activos.
• Tóxicos pasivos: Personas negativas, cerradas, con poco entusiasmo para guiar al equipo o ensimismados en su propia figura y proyectos. Es quizás más peligroso ya que es difícil detectarlo al principio. No aporta soluciones, siempre problemas, encaja con un perfil narcisista e imprevisible, llega tarde y no cumple sus promesas.
• Tóxicos activos: Llamativos y fáciles de identificar. Humillan a sus compañeros, son déspotas, se atribuyen créditos que no les pertenecen, poco colaborativos y muy exigentes. Tampoco son un ejemplo a seguir y con gritos o juegos de palabras buscan imponerse.
Ambos producen el mismo efecto en un equipo: bajo ánimo, pocos resultados y tareas inútiles.
Señales para identificarlos
1) Son oportunistas
Se aprovechan de los éxitos de otros, si alguien de su equipo tuvo una buena idea estupenda, la toman como suya. Buscan como escalar de manera cuestionable. Se presentan como grandes pensadores, como la figura más trascendente sin tomar en cuenta a quienes lo ayudaron.
Por otro lado, si algo sale mal, nunca tendrá la culpa, responsabilizará a los demás.
2) No escuchan al equipo
Para ellos no existes, no puedes proponer u opinar, eres un cero a la izquierda. Es la característica más frustrante, porque no existe la retroalimentación ni generación de nuevas ideas. Se hace lo que el líder dice sin cuestionamiento. Pero sí sale mal ¡es tu culpa!
3) La productividad es cuestionable
No hay motivación, impera la negatividad y abundan los gritos. Esto produce un estancamiento que se refleja en baja productividad. La salud psicológica e incluso física de las persona se ve afectada al involucrarse con un líder tóxico.
4) Ambiente de trabajo cargado con negatividad
Se relaciona con lo anterior, un ambiente sofocante, pesado y negativo produce desgaste mental. El trabajo no representa emoción ni retos, solo malos ratos, caras largas y cansancio.
Las personas bajo un liderazgo tóxico tienen una tendencia mayor a desarrollar depresión clínica.
5) Se alimentan de la polémica
Genera tensión y rumores sin fundamento, pone al límite a todos en la oficina y le divierte observarlo. Esto ocurre por sus tendencias narcisistas y en ocasiones bipolares.
6) No planifican
En el liderazgo uno de los aspectos más importantes es la planificación; sin esto no hay metas, futuro ni proyecto. Si el líder tiene una planificación pobre y cambiante los objetivos no se cumplirán en el tiempo establecido. La inversión de tiempo y energía se multiplicará innecesariamente.
Un líder sin planificación a priori no es tóxico, pero por su descuido está cerca de serlo.
7) No aporta soluciones
Este personaje insulta, pierde la cabeza, es perfeccionista hasta la locura y paranoico, pero nunca aporta soluciones. Esta es la característica más reveladora de un líder tóxico, su incapacidad de escuchar y por ende de llegar a soluciones acertadas.
¿Un líder autocrático es tóxico?
Los líderes autocráticos tienen una función clara, toman decisiones rápidas, arriesgadas y aportan a la empresa soluciones y gran productividad. Sí se planifican y aunque guíen a su equipo con “mano dura” tienen metas y propósitos que cumplir.
El liderazgo autocrático imperó durante muchos años en los modelos organizacionales y aún prevalece en las grandes empresas. Los conceptos modernos de líder tienden a asociar de manera negativa a este perfil cuando esto no es totalmente cierto.
Es un perfil común en equipos deportivos, medios de comunicación, empresas grandes, en política, cadenas de comida rápida y autoridades (policías, bomberos, paramédicos). Hay ejemplos buenos y malos de líderes autocráticos, como Margaret Thatcher o Steve Jobs.
Aunque a corto plazo sea efectivo a la larga produce efectos negativos en los trabajadores como estrés del personal, absentismo y poco compromiso con la compañía.
Cómo actuar ante el liderazgo tóxico
Tratar con un líder tóxico es muy complicado, algunos sólo necesitan orientación y formación para mejorar, pero otros no tienen remedio. Para neutralizar un liderazgo de este tipo hay que evaluar con cuidado el perfil al que más se asemeja.
La mejor forma de combatirlos es no caer en provocaciones, evitar conflictos y explosiones en el trabajo. No alimentes la polémica. Apóyate con tu equipo para desarrollar un trabajo de calidad sin la influencia del líder. No significa excluirlo sino encontrar un espacio fuera de un ambiente de negatividad.
No debes tomarte personal ninguna de sus palabras, en especial si son personas con tendencias a ser negativos o ultra perfeccionistas. Trata de hacer tu trabajo con eficiencia ¡no te lleves la mala energía a casa! Al salir relájate, realiza una actividad para hacer higiene mental.
En caso de que te hayas identificado como un líder tóxico, ¡excelente, estas a tiempo de rectificar el camino! Inicia con pequeñas acciones diferentes a tus actitudes negativas. Por ejemplo, escucha ideas de tu equipo, planifícate mejor o lleva un mecanismo anti-estrés para controlar las ganas de gritar o discutir. Al principio las personas se mostrarán renuentes a creer en tu cambio, pero con el tiempo lo aceptarán.
¿Te has enfrentado con un líder tóxico?, de ser así, ¿cómo hiciste para sobrellevarlo? Nos encantaría conocer tu experiencia en los comentarios. ¡Tranquilo! Tu jefe no anda rondando, estás en confianza.
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