La capacidad de comunicarse, persuadir, convencer al otro, transmitir un mensaje y hacerlo llegar de forma clara a otros es imprescindible para cualquier ejecutivo que desee conducir una empresa.
Saber comunicar y comunicarse son dos habilidades de las que ningún líder puede prescindir. Una clave para hacer llegar mensajes claros y persuadir a los interlocutores se encuentra en la oratoria.
El arte de hablar en público con elocuencia, con la intención de informar y convencer. El poder de un buen orador reside en la habilidad de estar frente a muchas personas y tener la atención de estas al hablar. Se debe persuadir, conectar con el público, enamorar.
La oratoria es fundamental para la negociación, así como para la persuasión de posibles clientes. Usar eficientemente la oratoria, permitirá conseguir mayor empatía e identificación con su personal y realizar un mejor manejo de grupos.
Negociar exitosamente significa conseguir lo que uno está buscando y una negociación se basa en la palabra, la conversación, convencer al otro de que lo que uno le ofrece es lo mejor que le puede pasar. Porque el éxito se mide por el resultado de mis colaboradores, entonces parte de mi éxito, va a ser influir en mis colaboradores.
Las órdenes no son suficientes para motivar, hay un nuevo concepto: la “Dirección a través de la motivación”, donde el líder es capaz de poner sus objetivos en línea, con los objetivos de sus distintos colaboradores. De ahí que no a las órdenes y si a las sugerencias.
Esta forma de dirigir, es muy eficaz, dado que, ¿cómo rechazar tus sugerencias, si son mis propios deseos?. Las instrucciones se cambian por el convencimiento. Tenemos que conocer los motivos, deseos, problemas de nuestros colaboradores, porque la motivación es la razón final del comportamiento humano.
El líder de excelencia es aquel que: compromete a las personas a la acción; convierte a seguidores en líderes; y puede convertir a líderes en agentes de cambio. “Hechos No Palabras”. el líder ejemplifica el Ideal en acción, lidera con el ejemplo. Toda acción requiere un líder que la dirija. Liderar es guiar con valores que guían las acciones.
Los líderes son solucionadores de problemas. ¿Qué es el Carisma del Líder? El don o la capacidad que tiene, de atraer a los demás, por su presencia, palabra y personalidad. Se habla de la imagen del líder, porque en la comunicación cuentan imagen y expresión. Al hablar de la imagen del líder, nos referimos a: aspecto físico, comportamiento externo, modales, comunicación verbal, no verbal y su lenguaje corporal.
Un orador exitoso se puede formar, si uno no nace con el don de la palabra, se puede practicar. La comunicación que uno aprende debe ser no solo la palabra, tambien la actitud corporal y los gestos. Para lograr ser un orador exitoso, lo más importante es entrenarse y no dejar nada al azar.
Existen cuatro cualidades que todo buen orador debe tener:
Confianza. Los nervios, si están no deben notarse. Para controlarlos hay que practicar; frente al espejo, frente a grupos de gente conocida, tener claro lo que se va a exponer. También se pueden practicar ejercicios de respiración para bajar las pulsaciones cardíacas y disminuir los nervios. Establecer contacto visual con la audiencia, moverse naturalmente, usar equipamiento audiovisual puede sumar y resultar efectivo.
Credibilidad. Para resultar creíble, el orador debe ser visto como alguien que está bien informado acerca del tema.
Entusiasmo. Los oradores carismáticos son entusiastas acerca de su materia, y comparten la pasión con su audiencia mediante la variedad y energía en su voz, gestos, y movimientos corporales.
Facilidad. Los buenos oradores deben hablar con facilidad, incluso cuando hablan frente a una audiencia de cientos de personas.
Un buen orador debe tener claro que su discurso es para los otros, incluso debe también saber escuchar al "otro" y comprender en qué momentos es necesario guardar silencio.
Claves y recomendaciones
Si se quiere transmitir algo, se conseguirá conectando con quienes se envía el mensaje. Para comunicar las ideas, es necesario expresarlas con claridad. Quienes escuchan, tienen que ser capaces de explicar a otras personas el mensaje. Las palabras nos comunican con el mundo y con los demás, por lo que deben ser las correctas.
Se debe prestar atención a la parte emocional, esa a la que cualquier discurso debe llegar; si te eriza la piel, te hace llorar y logra motivarte estás ante un buen orador y un gran líder.
El tono, la pronunciación, el volumen y la corrección de las palabras que se utilizan son pilares de una oratoria exitosa. Un buen orador muestra seguridad y confianza en sí mismo. Controlar las manos y mantener contacto visual con quienes escuchan. Gesticular y expresar con lenguaje no verbal.
Es importante dormir bien antes de la presentación, llegar con antelación para reconocer el lugar y sus accesos, dedicar al menos 10 minutos a relajarse, respirar hondo para exhalar tensiones.
Corroborar que las herramientas que vayan a utilizarse estén en condiciones adecuadas (audio, powerpoint). Algunos especialistas sugieren comenzar con un chiste o anécdota para romper el hielo y disminuir un poco la tensión.
Lo que decimos implica menos del 50% del impacto de un discurso. El resto estará dado por el lenguaje gestual, el verbal, la planificación de la charla, y detalles que conforman la comunicación. El contacto visual, como miramos y repartimos nuestra mirada. La actitud que transmitimos, nuestra empatía con los demás, nuestros gestos y movimientos. Saber escuchar a los demás y fundamentalmente generar y transmitir confianza.
El uso adecuado de la voz y el vocabulario son dos factores que ningún orador puede dejar de tener en cuenta. El lenguaje no debe ser coloquial ni excesivamente académico, dependerá de la audiencia a la que se dirija el orador. Poseer un vocabulario amplio es una gran ventaja a la hora de comunicar, ya que los matices, la sinonimia, los énfasis, sólo pueden construirse en la medida en que se cuente con un vocabulario vasto y apropiado.
Es fundamental prestar atención a las miradas, mantener un contacto visual regular y sistemático con todos y cada uno de los miembros del auditorio. Esto permite que cada asistente no pierda foco en el orador y en lo que comunica.
En conclusión, saber comunicarse con los demás es la base del liderazgo, la forma en la que hablamos y nos comunicamos es el medio por lo que seremos juzgados, aceptados o rechazados. Los pilares de un liderazgo exitoso residen en expresar correctamente nuestras ideas, transmitir confianza y entusiasmo, persuadir e influir en los demás.
Dominar la oratoria nos abrirá oportunidades profesionales y permitirá destacar en reuniones y eventos. Es una de las claves para avanzar en nuestra carrera, porque un gran líder tiene como objetivo enseñar, convencer y capacitar; busca motivar a los demás y crear un cambio con sus palabras y acciones.