El oro, valorado desde la antigüedad, se utiliza en múltiples sectores y como refugio de riqueza, ya que su escasez y demanda lo hacen costoso.
El oro ha sido uno de los metales más valorados por la humanidad durante miles de años. Hoy en día, este material no solo se utiliza en la creación de objetos de uso cotidiano, como ciertos componentes de teléfonos móviles, sino que también es importante para la joyería y sigue siendo un refugio de valor o riqueza, a pesar de que desde 1971 ya no respalda al dólar estadounidense, tras la eliminación del Patrón Oro.
Este mineral, que se descubrió alrededor del 3000 al 2600 a. C., se distingue por ser un metal denso, blando y de un color amarillo brillante. No se oxida fácilmente en condiciones normales y tiene múltiples aplicaciones en sectores como la industria electrónica, la medicina y la odontología.
No obstante, su uso más destacado es en la joyería; debido a sus propiedades, es resistente a la oxidación, lo que minimiza la pérdida de valor por desgaste en cualquiera de sus usos, incluidas las barras de oro.
Su extracción se lleva a cabo en diversas partes del mundo, ya sea en cuerpos de agua o en minas, siendo estas últimas generalmente de cuarzo o en lugares donde se encuentran mercurio, plata, silvanita y otros minerales.
Aunque se prefiere la minería como método de extracción, el porcentaje de oro que se extrae efectivamente de las minas suele ser bajo, raramente superando dos cifras, con porcentajes aún menores en ríos o lagos, donde la extracción es más costosa.
En términos económicos, el oro se clasifica de diversas maneras según su propósito. Así, se le considera un bien económico, ya que no está al alcance de todos, un bien de inversión que puede generar beneficios en el futuro, un bien intermedio que puede utilizarse como insumo en procesos productivos, y un bien de lujo, cuya demanda crece más rápido que los ingresos de los consumidores.
Por lo tanto, su amplia gama de aplicaciones y la complejidad de su extracción hacen que sea un material escaso y, como resultado, costoso.
De acuerdo con la teoría económica clásica, el valor o precio de los bienes está directamente relacionado con su escasez, de modo que entre mayor sea la dificultad para conseguir, adaptar y aplicar algo (siempre que tenga una utilidad dentro), mayor será su coste.
Además, es uno de los pocos activos que posee valor intrínseco (debido a su existencia) y, por lo tanto, no es directamente influenciado por cuestiones variables como la inflación o el tipo de cambio, aunque sí puede ser afectado por la ley de oferta y demanda.
La razón por la cual este activo se distingue de otros bienes radica en un consenso social en la humanidad, donde su fetichización le confiere un estatus singular, alejándolo de fenómenos fácilmente predecibles, como la inflación, y cediendo solo ante las dinámicas del mercado.
Así, dado que sus usos continúan en aumento (reflejando una mayor demanda), mientras que los ingresos de los consumidores no crecen a la misma velocidad (confirmando su categoría de bien superior), se genera escasez y el precio tiende a incrementarse.
Por esta razón, muchos inversionistas sugieren destinar capital a este commodity, debido a su elevada rentabilidad.
La plataforma de finanzas Investing.com ofrece información sobre la evolución del precio del oro, mostrando que este ha tenido un aumento exponencial en los últimos 20 años, subiendo de 288.25 dólares por onza en diciembre de 1999 a un récord histórico de 1,823.80 dólares en agosto de 2011, manteniendo una tendencia que varía entre 1,200 y 1,470 dólares por onza en los años posteriores.
A raíz de la sensibilidad a los fenómenos económicos al final de la Segunda Guerra Mundial, se optó por el patrón oro en los Acuerdos de Bretton Woods (1944), donde este metal se aceptaría globalmente como respaldo del dólar. Esto facilitaría que los países europeos intercambiaran parte de su oro por dólares, contribuyendo así a la recuperación económica tras los estragos de la guerra.
Con el tiempo, Estados Unidos enfrentó problemas en su balanza de pagos e inflación. Por lo tanto, tras varias medidas, en 1971 el presidente Richard Nixon decidió eliminar la convertibilidad entre oro y dólares, lo que permitió a las naciones satélites cambiar sus sistemas monetarios y operar bajo un modelo de dinero fiat, en el que los gobiernos y los bancos podían emitir y crear dinero de manera casi ilimitada, dando fin a una era de tipo de cambio fijo.
A lo largo de los años, después de experimentar diversas crisis financieras, incluida la de 2008, en la que prevalecieron las burbujas especulativas debido a la abundancia de dinero en el mercado, originado de la creación de activos sin respaldo, algunos especialistas han sugerido restablecer el patrón oro para proporcionar un respaldo al dinero y prevenir la formación de burbujas especulativas tan grandes como las del sector inmobiliario antes de 2008, además de mitigar la inflación que surge cuando la cantidad de dinero supera el crecimiento de la producción.
¿Sería realmente efectivo? Al igual que el dinero fiduciario, el oro también tiene su valor fundamentado en un acuerdo social, lo que podría resolver estos problemas temporalmente.
Sin embargo, a largo plazo, el crecimiento se estancaría y surgiría la necesidad de elevar el precio del oro, lo que conllevaría a enfrentarse a otros problemas de naturaleza similar.
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