La retroalimentación es indispensable para que las empresas mantengan su productividad aún en este periodo de trabajo a distancia.
La retroalimentación (feedback) es una práctica corporativa primordial, y cuando el trabajo es realizado a distancia, resulta clave para los líderes, con esto consiguen hacer sentir al equipo cerca, reducir incertidumbre, generar vinculación y empatía; montar estrategias y métodos de acción más claros; mejor coordinación y por ende mejores resultados. Pero sobre todo, no perder de vista los objetivos de negocio.
La palabra feedback hace referencia a compartir opiniones o sugerencias para mejorar el funcionamiento de la corporación. Esta conversación permite ver las fortalezas, áreas de mejora, reconocer los aciertos y el impacto de las acciones que ha realizado una persona; y posibilita brindarle un correcto seguimiento al colaborador.
Consta de dos análisis: el primero es el Correctivo-Reflexivo, en el que se analizan las áreas de oportunidad. El segundo es el Positivo-Reflexivo, en el cual se reconoce lo que se ha hecho bien. En ambos lo que se pretende es que los participantes se centren en el aprendizaje y reflexión, para cambiar o repetir los aciertos. Es una actividad ejercida por el jefe, pero el colaborador debe tener la iniciativa de solicitarla cada vez que la crea necesaria.
Enriquecedor para el líder y para el colaborador
Desde la perspectiva del líder, genera mayor conexión y empatía con los colaboradores; algo esencial al no estar laborando con el esquema tradicional. Asimismo, le permite dar seguimiento a la contribución de cada miembro del equipo y a clarificar expectativas de desempeño.
Al colaborador, le ayuda a aclarar objetivos y metas, y al mismo tiempo llevar un seguimiento puntual de las tareas. Propicia un espacio de reflexión y análisis, además de que favorece el reconocimiento, algo trascendente, pues el clima organizacional se ve impactado por la cultura del reconocimiento y repercute en el índice de rotación del personal.
Principales desafíos
Llevar a cabo esta práctica de forma remota presenta retos, especialmente en cuanto a lograr una conexión genuina. Con sesiones a través de una pantalla se entorpece la lectura de la comunicación no verbal, muchas veces el lenguaje corporal dice más que las palabras.
Otro obstáculo es manejar conversaciones difíciles en un entorno donde el estado emocional se encuentra comprometido a consecuencia de la situación misma, propiciando que la gente se quiebre ante retroalimentaciones poco favorables.
Se recomienda ser empático, reforzar la escucha, utilizar el tono y las palabras adecuadas, estar muy pendientes de la reacción de la otra persona. El 70% de la comunicación es corporal, algo que se puede perder de vista a través del Feedback virtual, por ello debemos asegurarnos de tener la cámara encendida todo el tiempo que estemos con nuestro colaborador para ver sus gestos y descifrar cómo está tomando los comentarios, así como cerciorarnos de que el mensaje se entregue de la manera correcta.
Evitar este tipo de sesiones puede ser perjudicial, hablando de tiempos de confinamiento puede traducirse en retrocesos. Al no dar retroalimentación, la gente empieza a hacer sus propias conclusiones, y pueden ser, “si mi jefe no me comenta nada, quiere decir que estoy haciendo todo bien”, y puede ser que no sea así. Otra recurrente es, “creo que mi jefe cree que no soy digno de recibir comentarios”, o, “realmente no tiene ningún comentario bueno que decirme al respecto”. La tercera idea es, “seguramente cree que no puedo cambiar o hacer algo mejor”. Cualquiera resulta perjudicial para el desarrollo del equipo, así como su desempeño, además de que pone en riesgo los resultados de negocio.
Consigue una máxima efectividad
Da tu atención al 100 por ciento y sé puntual. Respeta a la otra persona y su tiempo. Se requiere que no tengas interrupciones, sobre todo para que se propicie un momento de conexión y no algo incómodo.
Planea los puntos que quieres abordar y evita improvisar. Prepara una pequeña guía, lo ideal es que en su mayoría la encabeces tú, pero también considera darle un espacio al colaborador por si desea agregar algo. Recuerda no hablar sólo de trabajo y antes de finalizar, asegúrate que ambos estén en el mismo nivel de entendimiento. Establece un compromiso, el cual debe quedar documentado y con fechas clave, y además con objetivos claros y negociados.
Ten la apertura para que el colaborador pueda emitirte una retroalimentación. Esta acción les traerá beneficios en cuanto a temas de conexión y confianza.
Mantén un equilibrio siendo asertivo y directo en tu mensaje. No caigas en los extremos; no seas demasiado duro para que la otra persona no lo tome como crítica o regaño, pero no seas tan suave como para que se confunda y no detecte que le estás regalando una retroalimentación.
En conclusión, la relación entre empleado y patrón debe seguirse fortaleciendo y la retroalimentación puede marcar la diferencia, además, es clave para que las empresas no padezcan afectaciones severas a consecuencia de este periodo atípico.
Una vez que se conocen los beneficios, se vuelve un hábito y algo que la gente disfruta. Es una oportunidad de desarrollo donde todos ganan, el líder, el colaborador y la compañía.
Hay muchas empresas, de todo tipo, que se manejan con el mínimo de lo que dice su artículo porque ni siquiera lo conocen, simplemente operan al "ahí se va" esperando "tener suerte". Ojalá leyeran este interesante artículo y tomaran nota, pues seguramente nos veríamos beneficiados desde ambos lugares: líder y colaborador. ¡Gracias!