La capacidad de laborar bajo condiciones adversas, de tiempo, de desacuerdo y oposición, con sobrecarga de tareas y manteniendo la eficiencia, es un requisito cada vez más solicitado en el mundo laboral, aprender a planear el trabajo resulta indispensable para manejar estas situaciones.
Se dice que en el mundo laboral contemporáneo las exigencias han aumentado tanto, que la demanda por trabajadores que dominen el trabajo bajo condiciones de presión es ya un requisito indispensable. Si aprendemos a manejar las situaciones y a planear con anticipación evitaremos las consecuencias negativas para la salud y la tranquilidad.
Actualmente, en el ámbito organizacional, trabajar bajo presión se considera una competencia. En la práctica, es la capacidad de laborar bajo condiciones adversas, de tiempo, de desacuerdo y oposición, con sobrecarga de tareas y manteniendo la eficiencia. Muchos trabajos tienden a ser bajo presión, puede verificarse al mirar los avisos de empleo. Una secretaria, un administrativo, un ejecutivo y un gerente, pueden estar sometidos a exigencias similares de presión.
Desarrollar esta competencia se ha producido por varias razones: en primer lugar, la exigencia de las empresas ha aumentado. En un mundo competitivo, deben esforzarse para sobrevivir, esto significa recargar con más trabajo a sus empleados para ahorrar en personal y mostrar mejores cifras. En segundo lugar, el aumento de los estándares de calidad, a través de las diversas certificaciones, obligan a utilizar procedimientos y controles que anteriormente no existían.
Otro factor es la polifuncionalidad, nadie hace solamente una tarea o función sino varias, y desde luego aumenta la carga de trabajo. También la cultura de la respuesta rápida, responder lo más rápido posible a los clientes ha estimulado la presión, por ejemplo, una cotización hay que enviarla "ya", de lo contrario los competidores podrían adelantarse y se perdería un negocio.
La presión laboral puede producir grados de estrés nocivos; es importante identificar hasta dónde "apretar el acelerador". Cada trabajo tiene un nivel óptimo de estrés: bajo condiciones relajadas el rendimiento puede disminuir, pero bajo condiciones de mucha presión puede ocurrir lo mismo. El óptimo es un nivel medio de estrés, como han señalado diversos estudios.
La manera de lograr un ajuste a la presión es organizar muy bien el tiempo; sin embargo esto no siempre es posible, porque las múltiples funciones desconectan al empleado de lo que estaba haciendo y lo desconcentran. Otro factor que ayuda es la capacidad de clarificar qué es lo importante y lo urgente.
El estrés en sí mismo no es dañino; simplemente es una respuesta orgánica y mental a un estímulo del medio externo o interno que pone a funcionar mecanismos psicofisiológicos suplementarios para hacerle frente. Es útil porque prepara el cuerpo y la mente para enfrentar los sucesos o para huir, pero es dañino si es fuerte, continuo y sin estrategias para sobrellevarlo, porque altera el organismo y puede llevar a la enfermedad física y mental e incluso a la muerte.
Las intervenciones que suelen realizar los profesionales de la salud mental para desarrollar estrategias de afrontamiento al estrés se pueden reunir en varios tipos: las de cambio de conducta, de apoyo social, de manejo de la enfermedad, de alivio del estrés y de mejora del autocontrol y la eficacia personal, y abarcan técnicas generales, cognitivas, fisiológicas y conductuales.
Podemos señalar algunos tips para sobrellevar la presión y manejar el estrés:
Aleje de su vida estímulos que le producen tensión; cuando no sea posible, evite al máximo alterarse demasiado, valore lo bueno que le pueden aportar esas experiencias.
El problema no sólo está en “ante qué reaccionamos” si no en cómo reaccionamos, por lo tanto debe ver los estresores en forma objetiva, real y no responder con mucha emoción.
Establezca lo que desea y lo que puede conseguir, dé prioridades.
La tensión es acumulativa, a pesar de que ya no estemos en una situación estresora, el organismo necesita relajarse mediante el ejercicio físico y mental. Se recomiendan el ejercicio aeróbico y artes marciales mediante los cuales la tensión en unas partes del cuerpo relaja otras. Esos ejercicios estimulan la circulación, aumentan la capacidad respiratoria, mejoran el funcionamiento de diferentes órganos y dan lucidez mental. Desde el punto de vista mental hay técnicas como: la relajación, yoga y meditación trascendental.
Bloquee temporalmente los problemas, es decir no piense en ellos; por una, dos o más horas. Empiece a controlar su mente; ensaye por cinco minutos y vaya aumentando el tiempo progresivamente.
Organice su tiempo y dé prioridad a sus acciones y actividades.
Escriba memorandos señalando problemas, disgustos, inquietudes, lo que siente y las formas de solución, esto ayuda a descargarse emocionalmente y a ver las situaciones en forma objetiva
Aborde los problemas uno cada vez.
Fomente las relaciones positivas y sentimientos positivos de camaradería, paz y alegría.
No sea desconfiado sin razón, ame y déjese amar, cultive las amistades, haga de su trabajo y de su hogar un sitio agradable.
La relajación es efectiva para contrarrestar la tensión física y mental, se puede practicar de manera periódica a través de ejercicios básicos de respiración y relajación muscular. Esto beneficia la capacidad para pensar y favorece el desempeño en cualquier actividad.
Exprese sus sentimientos. Expresar verbalmente la tristeza, el enojo, el dolor o la alegría, no es un signo de debilidad, al contrario demuestra fortaleza y personalidad. No expresar los sentimientos genera preocupación, angustia y enfermedades psicosomáticas.
Disfrute del descanso y recupere el sueño. El trabajador necesita descansar y recrearse con su familia y amigos. Utilice el tiempo libre para encontrarse consigo mismo y sustraerse de las cargas cotidianas. También es importante que disfrute el sueño, dormir bien le permite recuperarse de la fatiga muscular y el desgaste físico y mental ocasionado por el trabajo.
No consuma energía en empeñarse en ser útil y necesario, ayude a otros sólo si puede y no cargue con los problemas de los demás.
Como podemos ver, la clave está en planear adecuadamente y distribuir las tareas, de esta manera evitaremos el riesgo de colapsar mentalmente y la desagradable sensación de vivir con el estrés que genera el sentirse incapaz de cumplir con los objetivos que el trabajo espera del empleado actual.
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